TABERNA Y OTROS LUGARES -EN SU VOZ- / ROQUE DALTON
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Roque Dalton hacía reír a las piedras. Era el menos solemne de todos nosotros, y también a la muerte le tomaba el pelo. Así que no voy a ponerme, ahora, a escribir en su memoria una necrológica de cartón húmedo de lágrimas.
Pero no puedo dejar de decir que me dio asco el silencio de la prensa, ni puedo dejar de mencionar el doble dolor que provoca la muerte cuando uno se entera con tanto atraso.
No vibraron las teletipos de las grandes agencias internacionales para informar del asesinato del poeta.
Estaban ocupadas, supongo, con los percances sentimentales y financieros de Jackie Kennedy o alguna mierda así. Ya se sabe quién maneja la información en la América Latina. Las máquinas de mentir no dedicaron ni una línea a la muerte de Roque. Este escritor no había nacido en París, ni había sido bendito en Europa. Venía de un país centroamericano y chiquito, que él llevaba tatuado en todo el cuerpo. Allí cayó acribillado a balazos.
La poesía de Roque era, como él, cariñosa, jodona y peleadora. En la cara y en la poesía de Roque, una guiñada se convertía en un puño en alto. Le sobraba valentía, y por lo tanto no necesitaba mencionar el coraje. Nada más ajeno a la retórica del sacrificio que la obra de este militante que nada ahorró de sí ni quiso nada para sí.
No precisamos un minuto de silencio para escuchar su risa clara. Ella suena alto y siempre, matadora de la muerte, en las palabras que nos dejó para celebrar la alegría de creer y de darse.
Eduardo Galeano
Descripción
Roque Dalton hacía reír a las piedras. Era el menos solemne de todos nosotros, y también a la muerte le tomaba el pelo. Así que no voy a ponerme, ahora, a escribir en su memoria una necrológica de cartón húmedo de lágrimas.
Pero no puedo dejar de decir que me dio asco el silencio de la prensa, ni puedo dejar de mencionar el doble dolor que provoca la muerte cuando uno se entera con tanto atraso.
No vibraron las teletipos de las grandes agencias internacionales para informar del asesinato del poeta.
Estaban ocupadas, supongo, con los percances sentimentales y financieros de Jackie Kennedy o alguna mierda así. Ya se sabe quién maneja la información en la América Latina. Las máquinas de mentir no dedicaron ni una línea a la muerte de Roque. Este escritor no había nacido en París, ni había sido bendito en Europa. Venía de un país centroamericano y chiquito, que él llevaba tatuado en todo el cuerpo. Allí cayó acribillado a balazos.
La poesía de Roque era, como él, cariñosa, jodona y peleadora. En la cara y en la poesía de Roque, una guiñada se convertía en un puño en alto. Le sobraba valentía, y por lo tanto no necesitaba mencionar el coraje. Nada más ajeno a la retórica del sacrificio que la obra de este militante que nada ahorró de sí ni quiso nada para sí.
No precisamos un minuto de silencio para escuchar su risa clara. Ella suena alto y siempre, matadora de la muerte, en las palabras que nos dejó para celebrar la alegría de creer y de darse.
Eduardo Galeano
1 TABERNA (CONVERSATORIO), I PARTE
2 A MUERTE FIEL, A MUERTE CONVIDADA
(CANTA LUZ HAYDEE BERMEJO)
3 LOS JÓVENES
4 LA LUCHA DE LOS CONTRARIOS, PERO…
5 DECIRES
6 50 ANIVERSARIO
7 TU COMPAÑÍA (CANTA LUZ HAYDEE BERMEJO)
8 I LOS ORÍGENES
9 II ESCRITO EN UNA SERVILLETA
10 ALTA HORA DE LA NOCHE (CANTA OSCAR CHÁVEZ)
11 TRAGEDIA NO PRECISAMENTE OPTIMISTA
12 EL SER SOCIAL DETERMINA LA CONCIENCIA SOCIAL
13 LA CABEZA CONTRA EL MURO
14 REVISIONISMO
15 DESPUÉS DE LA BOMBA ATÓMICA
16 SOBRE DOLORES DE CABEZA
17 CUANDO SALGAS LUNA LLENA (CANTA NOEL NICOLA)
18 LAS FEAS PALABRAS
19 ALTA HORA DE LA NOCHE
20 BUSCÁNDOME LÍOS
21 POEMA DE AMOR (CANTA EXCESO DE EQUIPAJE)
Información adicional
Peso | .200 kg |
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